domingo, 22 de junio de 2014

¡MUJER CORAJE!

Luzmila a pesar de sus años seguí luchando porque su vida tome el mismo brillo de cuando era soltera. Es una mujer luchadora, aguerrida que entre sus sonrisas esconde los 32 años de violencia que vivió. Es una mujer amada por sus vecinos y sobre todo por sus cinco hijos.


Nombre: Fiama Milagros Chullo Cahuana
Correo electrónico: milagrosf93@Hotmail.com


Este domingo 14 de Junio se celebró a nivel mundial el  “Día del Padre” donde tuvo un particular festejo en cada uno de los países y de  igual manera en cada una de las familias a nivel global. Muchas madres también celebraron este día, porque muchas de ellas desempeñan el papel de padre y madre. Se calcula que en Perú 10 de cada 15 mujeres sacan adelante a sus familias sin ayuda de sus respectivos maridos.

Ella tiene 55 años de edad, siempre viste pantalones de vestir, tiene algunas canitas que no son muy notorias, un rostro pálido y arrugas que le marcan el rostro. Recuerda su infancia como una época poco alegre. Desde niña sufrió, desde el momento que perdió a su madre cuando apenas tenía 4 añitos de edad. Tiene 13 hermanos de los cuales fallecieron 5 y actualmente viven 8, repartidos en todo el Perú, solo sabe de dos de ellos. A los demás solo los vio una vez en su vida.

Doña Luzmila Cahuana Gutierrez junto a dos de sus
 hijos y sus dos únicos nietos en la plaza Grau en Quillabamba
Es que desde muy pequeña fue apartada de su verdadera familia. Una trágica mañana cuando tenía 5 años fue raptada por su madrina de bautizo, quien no dudo ni se estremeció
ante los lloriqueos que Luzmila en ese entonces pregonaba. Desde entonces vivió con su madrina, quien la hizo trabajar desde el día que la llevo a vivir a Ollantaytambo.

Era maltratada, golpeada y no la dejaban estudiar. Lo que más le dolía en el alma es que su padre nunca la fue a rescatar. Pero su infancia destruida no consiguió su completa derrota, era una alumna destacada, figuraba entre los primeros lugares, amaba el estudio y se las ingeniaba para asistir a la escuela.

Sin querer su carácter fue día a día formado, ella no imaginaba que la lucha constante que hacia sería una gran arma para ser lo que hoy en día es. Vivió en Ollantaytambo hasta los 18 años de edad. Una mañana soleada parecía ser como cualquier otro día y Luzmila decidió escapar a la primera oportunidad ante el descuido de su madrina.

Sin temor, sin miedo, corrió incansablemente hasta agarrar un bus que la llevase a Sicuaní, lugar donde se encontraba su padre. Cuando al fin llegó no encontró a nadie, sintió como su corazón se resquebrajaba, sentía como sus esperanzas de tener una carrera profesional se esfumaban de cabeza, lágrimas brotaron de sus ojos, pero eran lágrimas de dolor y rabia. El día termino y su vida se volvió del color de la noche, su alma se contagió del frio nocturno.

Su carácter se volvió duro, como suelen volverse el corazón después de una decepción, pero a pesar de ello su travesía por reencontrarse con su familia no acabo, la esperanza volvió a nacer como nacen las flores en primavera.

Doña Luzmila junto a su hija al exterior de su vivienda en Cayma
Pasaron años, y entre todos esos años encontró a parte de sus hermanos. Pero su vida continúo y conoció al padre de sus hijos. Un hombre en ese entonces agarrado, musculoso de cabello largo lacio y de buen cuerpo. Ella ya bordeaba los 25 años, era muy hermosa con una figura envidiable, cabello suave y largo de color Cataño.

Se enamoraron y terminaron viviendo en Quillabamba, más conocido como ceja de Selva, y por último y definitivamente terminaron viviendo en Arequipa. De esa relación nacieron tres varones y una mujer. Sin imaginar que ocurriría después, Luzmila prosiguió con su vida, siguió el camino que con el paso del tiempo se volvería oscuro, lleno de situaciones poco permisibles y de poca importancia para los demás.




32 AÑOS DE SUFRIMIENTO

¿Quién diría que la vida de Luzmila cambiaria? Lamentablemente estos hechos se venían venir. Gritos, celos, problemas comenzaron a ser parte de su vivir. Sus hijos crecían y los peores años de su vida se asomaban pero ella ni lo notaba. Ella vivía por sus hijos, por llevarles algo a la boca.

Una cachetada fue el inicio que desencadenaría 32 años de angustias, 32 años de una vida tormentosa llena de maltrato. Para ese entonces la violencia a la mujer era un tabú, un tema poco conocido o poco divulgado. Las mujeres callaban por miedo, por vergüenza ¡nadie supo porque! Y Luzmila se volvió parte de esa masa de mujeres infelices.

A Don Sabino poco le importaba  que sus hijos terminaran traumados, si gritaban en medio de su desesperación también les caía golpe. Los días de Luzmila empeoraban cada vez más cuando las cachetadas se convertían en puñetes, labios rotos, y hasta intento de homicidio  sufrió. Lo único que recibía en el día eran los maltratos de su cobarde marido que en medio de su apestosa hombría la maltrataba.

La Mujer Coraje, a pesar de las malas experiencias vividas Doña Luzmila 
no pierde la simpatía y siempre está dispuesta a posar para las fotos.
Aprendió a ser padre y Madre para sus hijos. Entonces agradeció todo lo que su madrina le enseño, porque le enseño a ser una mujer aguerrida, poco pesimista. Aunque vivía en el mismo infierno, se levantaba cada madrugada a  trabajar en la chacra, para que la miseria que en ese entonces le pagaban sirviera de algo aunque que sea para llevar un pan a la boca de sus pequeños hijos.

Los días transcurrían, y su vida también. Ella toda una madre luchadora supo sacar adelante a sus hijos, los volvió profesionales, tres cuentan con carreras profesionales y una, el mayor quien sufrió más, cuenta con negocio propio. A pesar de ello la violencia familiar continua, se volvió parte de sus vidas, una vida caótica poco viable.

Pero todo tiene su final y sus hijos grandes ya la hacían respetar, ese hombre ya no era llamado “Padre” el amor que podían sentir por él sólo fue devuelto y regalado a ella quien era su madre. Luzmila tuvo una vida amarga, llena desolaciones, de decepciones y de dolor pero no se priva cuando de dar amor a sus hijos se trata.

La violencia a la mujer hoy en día es un tema conocido y se busca erradicarla. Luzmila fue un emblema en esta situación, gracias a dios su vida cambio y aprendió a defenderse. Aprendió a valorarse. Sus hijos la aman por ser el padre que nunca tuvieron y le agradecen todo lo que lucharon por ella.


Este día del padre lo celebro junto a sus cuatro hijos. De su marido no supo nada. Ella a pesar de sus años sigue madrugando, pero no a trabajar si no a hacer el desayuno para que sus hijos se lleven al trabajo. ¡Ella es un ejemplo de mujer coraje!

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